Conversaciones en el Jardín del Alma

En esta serie, Jordi Bernadó aborda una de las cuestiones que vertebran su obra: la relación entre el espacio y la identidad, entre el paisaje y la narrativa. Toma como escenario el jardín del Hotel Alma, en Barcelona, donde retrata a los protagonistas de sus fotografías. Escritores, filósofos, artistas, arquitectos e investigadores de distintos campos. Todos tienen en común una carrera brillante, un compromiso férreo con el conocimiento y una autoridad en sus disciplinas que les ha valido un amplio reconocimiento.

Son imágenes sobrias, donde el juego entre el personaje y el lugar –los distintos rincones del jardín, cada uno adaptado a la presencia particular del retratado– cobra un significado especial. Bernadó retrata los rostros de los protagonistas, pero las fotografías parecen capturar, de alguna manera, la esencia de sus ideas también.

Los retratos se toman en un momento concreto, justo después de que la periodista Anatxu Zabalbeascoa entreviste a los protagonistas. Zabalbeascoa crea un clima íntimo, abierto al diálogo libre y profundo. Las fotografías de Bernadó inmortalizan a los protagonistas en esa suerte de paréntesis de reflexión y conciencia: después de haber hablado, sus palabras parecen flotar, todavía, su alrededor.

In this series, Jordi Bernadó tackles one of the questions that underpin his work: the relationship between space and identity, between landscape and narrative. He uses the garden of the Hotel Alma in Barcelona as the scenario of his photographs, where he meets with the protagonists of his portraits. Writers, philosophers, artists, architects and researchers from different fields. They all have in common brilliant careers, an unwavering commitment to knowledge and an authority in their disciplines that has earned them wide recognition.

These are sober images, where the interplay between subject and place - the different corners of the garden, each adapted to the particular presence of the sitter - takes on a special significance. Bernadó portrays the faces of the protagonists, but the photographs seem to capture, in a way, the essence of their ideas as well.

The portraits are taken at a specific moment, just after the journalist Anatxu Zabalbeascoa has interviewed the protagonists. Zabalbeascoa creates an intimate atmosphere, open to free and profound dialogue. Bernadó's photographs immortalise the protagonists in that parenthesis of reflection and self-consciousness: their words seem to float around them and fill the scene, even after they have spoken.