Welcome Utopia
Por Ferran Mateo, La Vanguardia
Este proyecto parte de unos nombres que nos llamaron la atención y que pusieron en marcha la maquinaria. De unos nombres que aparecen en los carteles de bienvenida que marcan el inicio de un territorio, de momento imaginado, se gestan las interpretaciones no tan sólo del fotógrafo sino de todas las previstas para quien sea el espectador de estas fotos. Es pues la interpretación la que llena de sentido la fotografía; nos las imaginamos incluso acompañadas de otros registros: escritos, archivos sonoros, músicas, diálogos… Al final todo viene a ser una suma, una nueva cartografía y su descripción, un cúmulo de miradas interpretadoras que acompañan los pasos del fotógrafo que ya no únicamente mira sino que también prevé los diálogos que se añadirán al suyo. París conforma otro mapa del mundo, nuevos epicentros para nuevas excusas. Un nuevo mapa, ¿ficticio? Las evocaciones, el bagaje, la sorpresa y la capacidad de reacción hacia una capital reproducida. Pero existen otros mapas, tantos como intenciones.
De repente, el mapa político se confunde y uno puede hacer un viaje en coche per una carretera americana y atravesar, tal vez en una sola jornada, Bagdad, Roma y Pequín. Ir a dormir y a la mañana siguiente comprar un souvenir de Teherán. No, no nos hemos equivocado, el sueño no fue tan profundo como para dudar si aún estamos en sus carreteras brumosas. La realidad está ahí, la ficción está dentro de nosotros. ¿La podemos verter allá donde pise el sol? Ya no sólo París se reproduce, los paraísos artificiales van apareciendo alrededor y el mundo cabe ya en una cáscara de nuez. Pero es cuando uno llega que puede utilizar una herramienta para romper la piel dura para desmontar y descifrar otro mundo que la fotografía nos enseña –los reflejos de la matriz, las perversiones que se han hecho, los sueños que se han evocado y que se juntan con los nuestros– y es entonces cuando ya no podemos meter de nuevo todo esto que hemos multiplicado en una maleta tan pequeña.
Las imágenes, como tantas otras manifestaciones, pueden ser pensadas para que tengan una forma acabada. Hay otras en las que se pide una participación, que con una llamada atrapa y exige una contestación; en Welcome Utopia, además de una pared blanca, hay un tipo de fotografía que no acaba en la vía muerta de la contemplación sino que la ficción redescubierta sirve para llamar la atención sobre el mundo, no para distraernos de él. Cuando nos dijeron que aquello que veíamos no era una pipa o que el sombrero era la digestión pesada de un elefante, tuvimos que sorprender con mil posibilidades. Los finales de las fotografías están por acabar, éstas actúan como un inicio. Welcome Utopia es como intentar comprender sin comenzar por el capítulo que se encuentra al principio, partiendo de otros inicios tal vez se llegue a otros finales o, si sólo hay uno, al menos confrontarlo el máximo de maneras posibles.
Written by Ferran Mateo, La Vanguardia
This project started with some names that drew up our attention and turned on the whole machinery. Out of some names appearing on the Welcome notice boards delimiting the entrance in a new territory, firstly imagined, not only the photographer’s interpretations but also all those projected by the potential spectators of those pictures are being developed. It is that interpretation what makes pictures meaningful. We imagine them as accompanied by other registers: written, audio files, music, dialogs…Finally all that amounts to a sum, to a new cartography and its description, a load of interpreting looks which go alongside with the photographer, not only looking at, but also forecasting the dialogs to be added to his own. Paris makes up another world map, new epicentres for new excuses. A new fictitious map? Evocations, the background, the surprise, and the reaction ability against a reproduced capital. But there are other maps, as many as intentions.
Suddenly, the political map becomes blurred and we are likely to travel by car on an American road, and to cross Baghdad, Roma and Peking (perhaps in one day only). Sleeping there and the next morning buying a present from Teheran. No, we are not wrong. The dream was not so deep as to doubt whether we were still travelling in its misty roads. Reality is out there. Fiction is inside us. Could we spill that where the sun goes? Paris is not the only thing that is reproducing; artificial paradises are appearing in the surroundings and the world can now fit in a nutshell. But when somebody arrives, it is possible to use a tool to break down the hard shell, to dismount and understand the other world that photography is showing us: the womb’s reflections, the perversions that have been made, the evoked dreams joining with ours… and then we are not anymore able to carry all that in such a small bag.
Images, as many other artistic expressions, can be thought to have a finished shape. In other cases, some kind of participation is required: catching by means of a call and demanding an answer. In Welcome Utopia, apart from a white wall, there is a sort of photography that does not end in the contemplation’s dead way, but that the discovered fiction allows to draw attention over the world, not the other way round. When we were told that what we were seeing was not a pipe, or that the hat was actually an elephant’s heavy digestion, we had to look for surprise in thousands of different possibilities. Photographs’ end is still unfinished, since these act as a start. Welcome Utopia is an attempt to understand something without reading first chapter 1. Starting from other points could reach other ends, or in case there is just one, face it as many ways as possible.